estrés y alopecia

Estrés y alopecia: esto es lo que le hace el estrés a tu cabello

¿Están relacionados estrés y alopecia? ¿Cuáles son las consecuencias del estrés en nuestro organismo? ¿Podemos llegar a perder el cabello por culpa del estrés y la ansiedad? ¿Se puede recuperar?

Como ya hemos mencionado en otros post en nuestro blog, patologías como el estrés y la ansiedad están estrechamente relacionadas con problemas de alopecia y caída del cabello. Esto no quiere decir que alguien que sufra episodios de estrés o ansiedad terminará por padecer problemas de alopecia. Pero sí es cierto que, muchas veces, la causa de una mayor caída sí está relacionada con un período continuado de el estrés o ansiedad. Y ponerle fin es la clave para empezar a solucionar el problema capilar.

Estrés y alopecia: la alopecia nerviosa

Este suele ser el nombre por el que se conoce comúnmente la alopecia como consecuencia del estrés. Con el ritmo y el tipo de vida actual, y una alimentación en muchos casos inapropiada, cada vez son más los casos que se dan de este tipo de alopecia, algo que afecta tanto a hombres como a mujeres.

¿Por qué aparece? Cuando sufrimos estrés durante un período continuado de tiempo, parte de los cabellos que se encontraban en fase anágena (de crecimiento) pasan de forma brusca a la fase telógena (o de caída), saltándose una fase y evitando que vuelva a crecer pelo nuevo en el folículo piloso mientras se mantiene la tensión en el mismo (tensión provocada por el estrés…).

Según los expertos, todo esto tiene que ver con el cortisol, una hormona/toxina que nuestro libera ante una situación de estrés. Una gran cantidad de cortisol en nuestro cuerpo puede conllevar un gran problema, provocando a que nuestro organismo empiece a no funcionar al cien por cien. En el caso concreto del cabello, el cortisol puede afectar a la circulación de la sangre (que se vuelve más lenta), también impide la correcta absorción del agua y algunos los nutrientes por nuestro cuero cabelludo, lo que afecta directamente al proceso y crecimiento de nuestro cabello.

Alopecia nerviosa y alopecia areata

Dos términos que se suelen confundir, pero que no son lo mismo, ni provocan las mismas consecuencias.

En el caso de la alopecia areata, y aunque las causas aún no se conocen cien por cien, sí se sabe que están relacionadas con el sistema autoinmune del paciente que lo sufre. Además, este tipo de alopecia suele presentarse por lo general en forma de pequeñas placas redondeadas en cualquier zona del cuero cabelludo.

Por su parte, la alopecia nerviosa provoca una caída más generalizada del cabello y más homogénea.

La buena noticia: el pelo vuelve a crecer

Sin duda, lo más importante ante un diagnóstico de alopecia nerviosa o alopecia por estrés es saber que se trata de un tipo de alopecia temporal, reversible. El pelo volverá a crecer una vez que los episodios de estrés o ansiedad terminen y el cabello recuperará sus ciclos normales, sin saltarse fases. Los folículos pilosos que quedaron “dormidos” en la fase telógena, pasarán a la fase anágena y volverán a producir pelo nuevo.

¿Cómo conseguirlo? Siendo conscientes de nuestro problema de estrés o ansiedad e intentando ponerle remedio: cuidar más nuestra alimentación y nuestras horas de sueño y descanso, practicando ejercicio de forma regular… y pidiendo ayuda profesional si sentimos que lo necesitamos para poner fin al problema.

En lo que se refiere al cabello, una vez hayamos desechado al estrés de nuestra vida, nuestro pelo regresará. Mientras, podremos ayudar a que las condiciones sean las óptimas para que el pelo vuelva a crecer sano y fuerte con algún tratamiento que nos ayude a oxigenar el cuero cabelludo, a reactivar la circulación sanguínea del mismo… como el Láser capilar o cualquiera de los tratamientos de Bioestimulación Capilar que existen en el mercado actualmente (BioDermia, Plasma Sanguíneo Rico en Plaquetas, CAPILAXIS, fórmula médica magistral exclusiva de Bioestimulación Capilar con Minoxidil).

Lo importante es ser siempre conscientes de cuál es nuestro problema para saber cómo luchar, con qué armas, para que sean realmente efectivas y no demos palos de ciego. Y para ello, insistimos, un buen diagnóstico es clave. No dudes en contactar con nosotros y solicitarlo de forma gratuita. Tu salud (y tu pelo) te lo agradecerán 😉