Caída del cabello y tabaco

Caída del cabello y tabaco: ¿Fumar puede provocar alopecia?

¿Hay alguna relación entre la caída del cabello y el tabaco? De sobra sabemos que el tabaco es nocivo para nuestra salud. Además de aumentar las posibilidades de desarrollar cáncer de pulmón (entre otros), también suele ser causa de enfermedades respiratorias de distinta índole. Y cada vez sabemos más sobre los efectos negativos del tabaco en nuestro organismo.

¿Sabías que contiene más de 7.000 sustancias químicas? Y al menos 69 de estas sustancias que introducimos en nuestro cuerpo a través del tabaco son potencialmente cancerígenas. Pueden pasar de los pulmones al torrente sanguíneo y, de ahí, a otras partes de nuestro organismo, poniéndolas en peligro.

El tabaco mata, destruye. Eso lo conocíamos. Pero existen aún muchos efectos secundarios derivados del tabaco y del tabaquismo menos conocidos, que empiezan a salir a la luz. Uno de ellos, según un reciente estudio, es el aumento de posibilidades de sufrir una mayor pérdida o caída del cabello (fuera de lo que se considera una caída de cabello normal).

¿Qué factores son los que influyen? ¿Por qué se daría esta mayor caída del cabello entre personas fumadoras?

Según un reciente informe realizado por la compañía Trusted Source en 2020, fumar puede causar un daño notable en los folículos pilosos. Para el estudio, los investigadores compararon la prevalencia de la alopecia androgenética temprana en hombres fumadores y en no fumadores, en un rango de edad de entre 20 y 35 años. Descubrieron que 425 de 500 fumadores sufrían alopecia (en diferentes grados), mientras que solo 200 de 500 no fumadores presentaban algún signo de caída del cabello.

En la escala de Hamilton-Norwood de alopecia, de la que hemos hablado en anteriores ocasiones, el grado 3 se identifica por la recesión profunda a lo largo de la línea del cabello. En el grado 4, la calvicie está ya en su apogeo.

Escala-Norwood-Hamilton
Escala-Norwood-Hamilton

El estudio de Trusted Source revela cómo el 47% de los fumadores mostraba una pérdida de cabello de grado 3 y el 24% de grado 4. Sólo el 10% de los no fumadores alcanzaron el grado 3 o 4.

¿Qué es lo que provocaba entonces esta mayor alopecia entre personas fumadoras? Para los autores del estudio la clave está en la nicotina y ciertas sustancias químicas del tabaco, que aceleran la caída capilar, aunque de momento es solo una teoría. Se necesitan más estudios en este sentido para llegar a conclusiones más fiables.

¿Cómo afecta el tabaco a nuestros folículos pilosos?

En este punto, los autores del estudio hablan del estrés oxidativo. Pero, ¿qué es y qué tiene que ver con la pérdida del cabello y la alopecia?

Podemos definirlo como un proceso natural que no deriva de una alteración de las funciones celulares, pero que se encuentra presente en las principales teorías sobre el envejecimiento y la lesión celular.

El estrés oxidativo se produce cuando hay una cantidad excesiva de actividad de los radicales libres en nuestro organismo. ¿Y cuándo puede ocurrir eso? Hay algunos factores a los que estamos expuestos que pueden provocarlo, como la contaminación, el humo del tabaco, la exposición a los rayos ultravioleta…

Así pues, fumar puede causar o acelerar este estrés oxidativo, reduciendo el flujo sanguíneo que llega hasta los folículos. Si estos no reciben los nutrientes que necesitan, puede producirse una mayor caída del cabello.

Y es que el tabaco afecta de forma notable a la circulación de la sangre y al sistema cardiovascular (trombosis venosas, ataques al corazón, etc.). Si nuestros vasos sanguíneos se ven afectados por el tabaco, no conseguirán realizar su función correctamente: el aporte de nutrientes y la eliminación de residuos. Por ello, este nuevo estudio señala que el deterioro del flujo sanguíneo en el cuero cabelludo puede provocar la pérdida o el deterioro del cabello.

Además, algunos datos también señalan que los folículos pilosos del cuero cabelludo de las personas con alopecia son especialmente sensibles al estrés oxidativo.

Por otro lado, hay estudios anteriores a este que también señalan que las sustancias químicas tóxicas del humo del tabaco pueden provocar daños en el ADN de las células de los folículos pilosos. Los daños en el ADN de estas células podrían traer consigo un retraso en el crecimiento del cabello, y esto es aplicable tanto en el caso de hombres como mujeres que fuman.

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Otras formas en que el tabaco afecta a nuestro pelo

Pero el daño que el tabaco puede ejercer a nuestro cabello (tanto hombres como mujeres) no acaba aquí. El tabaquismo puede provocar otros cambios en el organismo que contribuyen a la caída del cabello. Algunos factores que podrían provocarlo son:

-promover la liberación de citoquinas proinflamatorias (unas proteínas que provocan inflamación)

-cicatrización de los folículos pilosos (debido al aumento de los niveles de citoquinas)

-cambios en los niveles de las enzimas que controlan la remodelación del tejido en el ciclo de crecimiento del cabello

-aumento de la hidroxilación de la hormona estradiol e inhibición de la enzima aromatiza (lo que conduce a un estado de bajos niveles de estrógeno)

Y no solo esto. Además de provocar la caída del cabello, fumar también puede afectar a la salud de nuestro pelo en general: aparición temprana de canas, peor resultado en injertos y trasplantes capilares (ya que la cicatrización/ recuperación y evolución del microinjerto es más lenta y ofrece peores resultados en personas fumadoras que entre quienes no fuman), cabello más frágil, seco, apagado… En definitiva, lo que llamamos estrés oxidativo puede llevar a un envejecimiento general del cabello.

¿Cómo impedir que el tabaco pase factura a nuestro pelo? Desde luego, la mejor solución para cuidarlo (y cuidar nuestra salud) es evitar fumar. Un tratamiento capilar preventivo dirigido a mejorar la circulación sanguínea en el cuero cabelludo (como el láser o los tratamientos de Bioestumulación Capilar) también será de gran ayuda para tratar cualquier posible efecto derivado del tabaco y evitar o frenar la caída capilar.

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